26/02/2014

Debería escribir, contar todas las cosas que han pasado últimamente y desahogarme. Pero cada vez que lo intento las palabras se encierran en mi alma y no quieren salir.

Me he rendido. Si, una vez más. Lo sé, no es ninguna sorpresa para nadie.
Lo que más me carcome por dentro es que no lo intenté, que simplemente dije "no puedo" y lo dejé.

Y entonces fue cuando todo empeoró.
Cuando las discusiones, los gritos y la oscuridad comenzó.
Pero aún no me he rendido en eso, no quiero rendirme ante la oscuridad. Otra vez no.

Se reconocerme a mi misma muy bien, cosa que me sorprende.
Soy inconstante, no acepto los retos que me da la vida, me rindo una y otra vez, cometo el mismo error todas las veces que pueda y aún así me quejo y no hago gran cosa por cambiar nada.
Y me quejo, me estoy quejando ahora mismo. Y si, eso me hace sentirme mal.

Ahora me siento en un sitio que no es mio, en el que estoy como inquilina y en el que se me invita a abandonar.
No tengo donde ir.
Y debería buscar otro lugar, o la manera para conseguir ese otro lugar.
Pero estoy aquí sentada, escribiendo esta basura y quejándome.

Soy una mosca.
Y eso me repugna.

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