21/03/2013

Cuando iba a clase cada mañana debía cruzar un puente desde el cual se podía observar el precioso amanecer entre las montañas. Cada vez que caminaba por él, haciendo caminar también mis dedos indice y corazón por la fría barandilla, imaginaba lo que pasaría si esa mañana decidía tirarme.
Imaginaba a los sanitarios encontrando una nota en mi bolsillo izquierdo y tapando después mi cadáver para que la gente no pudiera verme. Imaginaba también a mi madre llorando, a mi profesor dándoles la noticia a mis compañeros, los cuales se sentirían culpables de lo ocurrido. A mis pocos amigos impactados por la noticia, preguntándose si habrían podido hacer algo por cambiar los hechos.
Todo eso son recuerdos de una "no vida" imaginaria.
Ahora no soy capaz de acercarme siquiera a ese magnifico puente, demasiados recuerdos y pensamientos inundan mi mente, me da miedo ahogarme en ellos.

1 comentario:

  1. Lo graciosos es que fui capaz de pasar por ese puente sin ningún esfuerzo. Fue a su lado. Y eso me hace llorar. Porque creo que ya no volveré a cruzar ningún puente con él.

    ResponderEliminar