05/05/2013

Toda esa euforia, ese sentimiento de agresividad irracional absoluta y gratuita, esas ganas de convertirte en un auténtico mal bicho, junto con un colocón de dolor impresionante que te marea, te absorbe, te hace vibrar. Y mientras pierdes roja sangre y contemplas la puta carnicería que te has hecho, aflora el sentimiento de destrucción por destrucción, el observar arder las cosas que detestas y escuchar los gritos de quienes te han hecho daño. Eso es, muy pobremente explicado, lo que al menos en mi caso, puedo decir que se siente. En ese momento te olvidas de quién eres y la idea de destruirte te pone los pelos de punta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario